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LA GUERRA APACHE

Era el año de 1880, Chihuahua vivía el recrudecimiento de la Guerra Apache contra los blancos y pasajes similares se vivían lo mismo en el camino a Santa Fe, Nuevo México, como en Arizona, Texas y Chihuahua. La confrontación se daba por las dos formas distintas de ocupar los territorios del norte de América. Los apaches, de vida nómada y dedicada a la cacería de búfalos y bisontes, eran empujados por la colonización blanca al oeste y al sur de Estados Unidos, hasta atravesar las fronteras con México donde librarían sus últimas batallas.Los apaches verían su derrota en Chihuahua tras el retorno al gobierno del Estado del ganadero Luis Terrazas, en 1880, quien ya en 1863 los había combatido con fiereza.Terrazas puso precio a las cabelleras de los indios y en particular a la Victorio, un hombre mestizo cuya leyenda señala que a la edad de 6 años, cuando se llamaba Pedro Cedillo, fue raptado de un rancho chihuahuense y adoptado por la tribu Chiricagua en la que ya adulto asumió el liderazgo de todas las tribus apaches, que lo siguieron en su guerra contra el hombre blanco. Batalla de los 3 castillos Ayudado por los tarahumaras, el coronel Terrazas encuentra la huella de Victorio y lo rastrea hasta la Sierra de la Amargosa, donde lo copa en la zona montañosa conocida como Tres Castillos (en el municipio de Coyame del Sotol) donde el 14 de octubre de 1880 al mediodía se encuentran frente a frente. El grupo comandado por Vitorio se posesiona del cerro sur, mientras que el otro capitaneado por Nana, Ju y Gerónimo es atajado por Juan Mata Ortiz y su gente, quien a balazos les impiden ir en auxilio de su líder máximo. En la columna de mexicanos va Mauricio Corredor, quien al estar a 50 pasos de la apachería, abre fuego con su rifle calibre .44 y pega en el pecho a Victorio, derribándolo. El jefe apache es recogido por sus escoltas y llevado a la cumbre del cerro sur, donde ya se encontraban parapetados el resto de sus guerreros, así como las familias que intentaban resguardar. Dos horas después, Victorio muere y con ello, la derrota para los apaches es inminente. Al amanecer del 15 de octubre, la masacre se inició entre ambos bandos, en los peñascos, incluso peleando cuerpo a cuerpo, con puñal y pistola. La batalla de Tres Castillos es considerada la derrota de los apaches, ya que a partir de la muerte de su jefe máximo, las incursiones y asaltos sangrientos fueron de más a menos, hasta que los últimos rebeldes terminaron por acordar la paz y regresar a las reservaciones que se establecieron en Estados Unidos. Sin embargo, la muerte de Victorio sería vengada por las hordas capitaneadas por el indio Ju, quien fue personalmente a cobrarse la afrenta. Apenas terminaban las celebraciones por la victoria de Tres Castillos, cuando Ju y Gerónimo sembraban el terror en el noroeste del estado. En Estados Unidos, el Gobierno mueve tropas en Arizona al mando del general Crook con la finalidad de someterlos, lo que provoca que alrededor de 700 indios inicien una migración a la Sierra de Chihuahua liderados por Ju y Gerónimo. Al verse copados tanto en Estados Unidos como en México y sin más camino que buscar la paz, los líderes apaches acuerdan en varias ocasiones encuentros con Terrazas, los cuales se ven frustrados por la desconfianza mutua. Finalmente en Casas Grandes, Ju decide negociar la rendición y lograr una paz sin condiciones mínimas. Joaquín Terrazas no le cree y prepara una emboscada. Los apaches instalan su campamento a orillas del rio Casas Grandes y al amanecer el ataque de Terrazas se malogra cuando las tropas de Juan Mata Ortiz adelantan antes de tiempo el combate y los indios salen disparados en todas direcciones abandonando caballos, armas y numerosos muertos y heridos. Horas después, Joaquín y Juan Mata Ortiz ven aproximarse un jinete, lo identifican como el indio Ju, pero no disparan por creer que intenta negociar la paz. Al llegar hasta donde estaban los militares chihuahuenses, el apache amenaza: “Tú, Joaquín, ¡traicionero!, ¡maldito!, y para ti ‘capitán gordo’, no balazos, no cuchillos, no lanza, no flechas; para ti… ¡lumbre! En septiembre de 1882 reaparece robando ganado y asesinando personas en la región del noroeste. Juan Mata Ortiz, sin esperar refuerzos, sale a perseguirlo desde Galeana con una partida de 21 hombres, que el 13 de octubre por la mañana se encuentra con ellos en una loma cerca del Charco de los Arrieros, donde la superioridad numérica de los apaches se impone. En esta batalla Ju cumple su promesa y, pese a perder numerosos guerreros por los disparos de los hombres de Mata Ortiz, logran capturarlo vivo y llevarlo a la cumbre del cerro donde, amarrado, lo quema en una hoguera. Ju y sus hombres huyen a la sierra de Chihuahua y meses después, el jefe indio muere al caer con su caballo a un barranco en un accidente que algunas versiones señalan, fue provocado por sus subalternos para buscar finalmente la paz.

Tras su muerte, asumiría el mando Gerónimo, quien con 40 hombres logró mantenerse en pie de guerra otros 35 meses, a salto de mata a través de Arizona, Nuevo México, Sonora y Chihuahua, hasta que finalmente se entrega al Ejército de Estados Unidos, para luego ser recluido en una reservación con todo su pueblo. Viejo y vencido, Gerónimo vio sus últimos días sobreviviendo de lo que los turistas le daban por tomarse fotos con ellos.

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